martes, 27 de octubre de 2009

ARTÍCULO DE FONDO

El desarrollo social en manos de la misma comunidad

Erradicar la pobreza extrema y el hambre. Un planteamiento que genera toda clase de discusiones, análisis y, sobretodo, preguntas…

Se trata del primero de ocho “objetivos del milenio”, acordados, entre ciento ochenta y nueve (189) jefes de Estado y de Gobierno de distintos países del mundo, en la Cumbre del Milenio realizada en el año 2000. En su conjunto, estos objetivos, buscan consolidarse antes del año 2015 y, para entonces, haber logrado construir un mundo más justo, seguro, próspero, equitativo e incluyente.

Este objetivo, quizá no tanto por la carencia de mentalidad positiva de la sociedad, sino por cómo se muestra la realidad, es casi utópico lograrlo, ya sea en el periodo señalado o en otro más extenso.

Superar la pobreza, en Colombia, es la necesidad de más del 50 % de su población que padece, por diversas razones, de este flagelo. No obstante, cifras del Departamento Nacional de Estadística (DANE) sustentan que sólo el 12% de la población colombiana padece hambre. Es decir, alrededor de 5’400.000 habitantes.

Lo preocupante es que en su inmensa mayoría, quienes sufren de hambre, son niños. Pues cada 24 horas, en el mundo, sucumben 14.000.

Esta problemática mundial es relativa, según la Trabajadora Social Luz Marina Lurday, investigadora de la Universidad Minuto de Dios - Bogotá, a condiciones territoriales, culturales y políticas; por otra parte a la distribución del poder y, de manera especial, a la capacidad para ser y hacer, esto último se refiere, en términos más precisos, a la preparación académica (ser) y a la oportunidad laboral (hacer), y no tanto qué hacer sino qué sabe hacer. Y con eso aportar a la construcción de un mejor tejido social que, en retribuyo, le permita obtener ingresos que impidan engrosar las cifras de pobreza y hambre.

Consolidarse el primer objetivo del milenio es una meta inverosímil, porque, por una parte, los dirigentes políticos, o padres de la patria, piensan en la gente menos favorecida, la saludan, la visitan y “conviven” con ella sólo en época pre – electoral, de lo contrario, es marginada, olvidada y, lo que es peor, ignorada como parte fundamental de la sociedad, pues se le desconoce su rol de participación y de capacidad de contribuir al fortalecimiento y construcción de esa sociedad justa e incluyente que se persigue.

Por este mismo lado, es incomprensible que se hable de erradicar la pobreza extrema, mientras personajes a quienes se les ha confiado el destino de la comunidad, como en el caso del actual gobernador del departamento de Nariño y su antecesor, para no ir más lejos, prefieren “invertir” quien sabe con qué fines, seguramente personales, gran parte del presupuesto departamental en PROBOLSA.

Sin embargo, en Pasto, según Eduardo Ordoñez Castillo – secretario de desarrollo social, se está ayudando a la población menos favorecida a través del programa “nidos nutrir” de la alcaldía de esta ciudad. A través del cual se da alimentos a menores de 5 años de edad que pertenezcan al nivel I del SISBEN. “Con lo que se logra reducir el número de niños que subsisten con una comida diaria, situación ésta que provoca deficiencias a la hora del aprendizaje”. ¿Esto cuánto aporta para cumplir este objetivo de aquí 6 años?

No obstante, ¿Cómo se pretende ERRADICAR LA EXTREMA POBREZA, mientras, paradójicamente, a nivel nacional, la población vulnerable es pisoteada por el mismo Estado? Tal como sucede con el programa Agro Ingreso Seguro, que se muestra, por el gobierno, como un mecanismo de ayuda a las clases desfavorecidas de la nación y resulta que estas personas no recibieron ni un solo peso, porque al ex Ministro de agricultura Andrés Felipe Arias, en su momento, se le ocurrió entregar millonarias cifras de dinero a personajes que de pobreza talvez sólo conocen el grafema.

Hoy, como se muestra realmente, para nadie es un secreto que este programa resulto una perfidia. Sin embargo, de haberse manejado con seriedad y transparencia, en algo, ayudaría a erradicar algunas necesidades de la sociedad. Lo que sí es claro, es que usó a la gente menos favorecida como bandera para enriquecer, cada vez más, a los oligarcas de este país a costa de la esclavitud que, aunque muchos digan que ya no existe, aun se da de forma disimulada. Sino ¿cómo se explica que disque se entregó dineros a familias multimillonarias para generar empleo y así favorecer el ingreso del bolsillo de la gente menos favorecida? ¡Qué tal! eso es sólo una forma de explotar a la gente, porque quien recibe los beneficios directos no son los “trabajadores” sino los feudales que se enriquecen con los regalos del gobierno y con el sacrificio de la población marginada, a su servicio.

Por otra parte, erradicar la pobreza, realidad cotidiana mundial, es algo ilusorio porque, en algunos casos, la misma gente es patrocinadora de su propio atraso y vulnerabilidad. Sobre esto, la sociedad aún recuerda cómo, en el año 2007, familias del Chocó que recibieron Bienestarina por parte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) para alimentar a los niños, y de alguna forma contribuirles en su nutrición, destinaron esta ayuda a engordar marranos, de ahí el crecimiento asiduo de la pobreza, la desnutrición, la muerte, e inclusive, como consecuencia a esto, la desorganización social y, con ello tanta barbarie que acrecienta, de distintas formas, el atraso y la pobreza.

Así entonces, los interrogantes sobre cómo erradicar la extrema pobreza y el hambre son infinitos. ¿Es cuestión del Estado? ¿Es competencia de la misma población? ¿Habrá un día en que deje de haber pobreza y hambre? Entre otros.

En conclusión, la población debe erradicar la idea de que el gobierno le solucionará todas sus necesidades. Está en manos de la misma comunidad, antes que nada, organizarse. Aceptar y ser consientes de su detrimento. Y tener la capacidad y deseo de desarrollo, para así superar sus carencias.

Para esto, el Estado debe generar participación social donde la gente exponga sus necesidades. Proponga alternativas que le ayuden a superar semejantes deficiencias. De esta manera, conviene, entonces, que la misma población auto gestione su desarrollo. Para ello se requiere que el estado tenga prioridad para con la población vulnerable que, de verdad, necesita atención.

Aclarando que la solución a tan bárbara problemática, tanto como erradicar la pobreza extrema y el hambre, es un objetivo proyectado sin pensar en la realidad económica mundial y, por consiguiente, es inalcanzable, y menos aún, en la fecha estipulada. Pero eso no debe desalentar a estas comunidades, por el contrario, debe conducir a concienciarse, organizarse y, sólo así, poder solventar, al menos en algo, sus necesidades.

Lo que si es viable es que se genere procesos de desarrollo por parte del Estado, para que aminoren la inestabilidad social. Y tal vez paso a paso, con la concienciación de la gente y, sobre todo, con una mentalidad de los gobiernos, enfocada a desarrollar y construir un mundo justo, se logre, de alguna manera, desarrollar a estas comunidades, con el transcurrir de los años.