“Doña Inés”
Duración: 3’
Por: Diego Enrique Rengifo
Noticiero del Pacífico – Telepacífico
Opinión
…“voz que la tenés cuidala, si supieras cuánto vale”…
Frase de canción - Oscar Agudelo
Amor verdadero
Joaquín Soto murió en uno de los páramos del Cauca cerca al Tolima (Colombia) cuando viajaba hasta territorio pijao a cobrar un dinero para arreglar el techo de su casa. Se fue en caballo y en la trocha algo pasó y murió. Cuando los campesinos lo hallaron creyeron que estaba dormido, rendido por el recorrido, sin pensar que talvez era ese sueño del que ni el más cumplido despierta para continuar con una misión.
Ese suceso significó una vida de reflexiones, llanto y soledad para doña Inés, su esposa, quien se gana la vida recolectando latas y todo elemento útil para reciclar. Ella vive donde la dejó “Joa” en una “casita” solitaria, al fondo del boscaje.
De sus tres hijos ninguno la visita, sus años pesan hasta el punto de que sus descendientes prefieren ignorar su suerte y deslegitimar su valor de persona y sobretodo de madre. ¿Con que moral verán a Dios los hijos ingratos?
Llanto tras llanto doña Inés ansía estar junto a Joaquín, pero qué, él ha partido para siempre, hacia un lugar donde vivirá en adelante y nunca más en este mundo volverá hacer el compañero incondicional de esa mujer que dedicó su vida a quererlo, y que aun estando del otro lado susurra un amor de esos que ni un solo instante se oscurece.
La situación de doña Inés puede ser el espejo de muchos hogares Colombianos, donde la soledad, el abandono y la pobreza se juntan para amargar la vida.
Además, es una persona que sufre con el mal pago de sus hijos, pues se ve que esos ingratos ya no necesitan del cariño de esa mujer halagadora que les dio la vida. Pero se necesita ser muy sin vergüenza para abandonar a una madre en esas condiciones, si bien esta marcada por los años, sigue siendo una mujer con valores, y ellos como hijos la deberían ver para hacer menos pesada la tristeza del sosiego de Joaquín y para endulzar sus años, pero no, el tiempo ha pasado y se han desinteresado de ese valioso ser.
Ojalá que por bien de doña Inés y por bien social, algún día sus hijos la recuerden y vean de ella, y que desde donde Joaquín descanse se envíe energías para que ella resista y a pesar de su tragedia tenga una vida llevadera y libre de sufrimientos.