Análisis elecciones 30 de mayo

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Estas elecciones presidenciales han transcurrido con relativa tranquilidad, si se tiene en cuenta que los únicos traspiés presentados solamente fueron agravios verbales entre los mismos candidatos, mientras que en el pasado el factor predominante eran los asesinatos de líderes e inclusive de candidatos que a ciertos sectores no les convenían por estar desligados de sus intereses.

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Esta práctica terrorista permanentemente sembraba caos en campos y ciudades, de manera que mucha gente se amedrentaba y prefería quedarse sin votar por el temor a represalias, de ahí que el grado de abstencionismo era alto. Por eso la teoría de que los malos dirigentes son elegidos por los buenos ciudadanos que no votan.

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Queda demostrado entonces el excelente resultado de la seguridad democrática, porque las elecciones que acaban de pasar fueron una verdadera fiesta donde reino la tranquilidad. En cambio, antes del gobierno de Uribe, quien elegía eran las FARC, como él mismo dijera “un gobierno mansito” que les facilite su actuación criminal y les permita sembrar el caos hasta en los lugares más apartados del país, como pasó en los periodos de Ernesto Samper Y Andrés Pastrana, los peores presidentes de Colombia, pues además de haber sido en sus administraciones donde este grupo terrorista secuestró los 21 militares hoy todavía en su poder; en materia económica, para no hablar de otros temas, todo fue un fracaso.

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Hoy con confianza la gente acudió a las urnas y dio grito de victoria, al permitirle a Juan Manuel Santos llegar con amplia y abrumadora mayoría de votos a la segunda vuelta.

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Ahora Santos debe superar al maestro; es decir, si Uribe logró demostrar que es posible una Colombia sin terrorismo y tranquila, si ayudó a miles de personas a través de “familias en acción” del programa del “adulto mayor” entre otros, él tiene, a encargo del pueblo colombiano, la tarea de continuar con estas prácticas y, aparte de eso, incluir más programas de tipo social, que ayuden, por ejemplo, al acceso a la educación superior de niños, que a temprana edad abandonan sus escuelas o colegios por falta de dinero y más que todo por la necesidad de trabajar para sostener económicamente a sus familias. De la misma manera para ofrecerles oportunidades de formación profesional a los cientos de miles de bachilleres que egresan cada año de los distintos colegios del país y que por razones económicas se quedan sin estudiar. Asimismo, incrementar cupos en los programas que ofrece el SENA para que éste sea otra de las alternativas donde hombres y mujeres tengan la oportunidad de formarse.

En este orden de ideas, las líneas se quedan cortas para plantear las políticas que los colombianos esperan se desarrollen en el gobierno de Juan Manuel. Pues también es importante que se de soluciones de vivienda a miles de personas que residen en condiciones infrahumanas y, lo que es peor, en otros casos, que ni si quiera las tienen.

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De igual manera, las políticas encaminadas en favorecer al campesino, al agricultor, al ganadero deben tener total prioridad en la administración santista, pues el aumento de créditos y la facilidad de acceso a los mismos, así como subsidios para el fortalecimiento del agro y la ganadería en minifundios, se requieren con urgencia en el campo colombiano. Así mismo, la apertura de mercados para que el campesino pueda vender sus productos y desde sus parcelas, crear microempresas que generen empleo y con ello desarrollo de las comunidades.

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De la misma manera, se debe continuar con la seguridad democrática que es la principal política para que el campesino regrese a sus parcelas a generar oportunidades y a dar utilidad a la tierra, porque sabiendo que hay una fuerza pública que lo protege va a tener la facilidad de invertir y vivir con tranquilidad, caso contrario, al estar al tanto de la amenaza de los terroristas va a declinar de cultivar o producir bovinos, porque gran parte de lo que gane se lo cobran “por protección”

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Son estas, entre muchos otros, las obras que el pueblo colombiano, sobretodo de las clases bajas, espera ver hecho realidad en el gobierno de Santos, para de esta manera tener una Colombia equitativa, justa y de oportunidad para todos.