Nariño, una región bordeada por la criminalidad y la injusticia social.
La comunidad nariñense ha tenido, sobre todo en este mes y en agosto del presente año, diferentes eventos para participar, conocer, distraerse y lo más importante, reflexionar y ser promotores de vida.
Aún permanece en la mente de todos los pastusos el “Primer Encuentro Internacional de Culturas Andinas” de la misma manera el XIII Festival Internacional de Teatro realizados en agosto del presente año y ahora la Semana por la Paz.
Este evento contó con la participación de la Diócesis de Pasto, su máximo representante Enrique Prado Bolaños, además de la participación de la Diócesis de Sincelejo con Monseñor Nel Beltrán Santamaría; y en representación de la comisión de Conciliación Nacional el padre Darío Echeverri, director ejecutivo de esta Institución; entre otras autoridades civiles presentes, como el Gobernador de Nariño Antonio Navarro, el alcalde de Pasto Eduardo Alvarado y el secretario de Gobierno departamental Fabio Trujillo.
El tema central abordado este 9 de septiembre en el foro construcción de acuerdos mínimos de paz y reconciliación desde la región, realizado en la Universidad Mariana, Fue la reconciliación social junto con la construcción de paz.
El evento se efectúa en el año jubilar, exactamente en una fecha dedicada a la Conmemoración Nacional de los Derechos Humanos y a la fiesta del Misionero Jesuita español, San Pedro Claver, hombre dedicado a trabajar en favor de los esclavos negros.
Este acontecimiento cuyo propósito principal es generar conciencia social y con ello promover la paz, la verdad, la justicia, el amor, la convivencia y la reconciliación social, se desarrolla en una época donde la criminalidad en el departamento de Nariño a aumentado en los 10 años recientes, pues hasta 2008 se reporta que la tasa de homicidios en este departamento subió un 45% por 100.000 habitantes, aproximadamente. Cifra preocupante después de que por muchos años fue siempre inferior al promedio nacional.
Por otro lado, y con una problemática que igualmente conduce al crimen, se conoce que Nariño tiene la mayor cantidad de cultivos de coca en Colombia, con una cifra de 19.600 hectáreas. Doblando al Putumayo, segundo departamento productor de este alcaloide en el país con 9.600 hectáreas.
Asimismo, se revela que el 24% de los cultivos de coca en Colombia pertenecen a Nariño. De esta manera, la zona occidental muestra el mayor número en tasa de homicidios y cultivos de coca. Constituyendo así a la región de la cordillera de los andes como una de las zonas más habitada por grupos armados ilegales, con 3 frentes de las FARC, 1 del ELN e infinidad de grupos armados de mafiosos de toda naturaleza, entre ellos los rastrojos, herederos del extinto Wilber Varela, alias Jabón.
Entre el alto número de criminalidad, una de las situaciones que enluta al departamento de Nariño es la masacres de la que ha sido víctima la comunidad awá, asentada en el occidente de este departamento, al igual que la muerte de afro colombianos. Y el desplazamiento forzoso de distintas comunidades de esta región sur del país.
Todas estas cifras alarmantes constituyen una grande y a su vez grave preocupación para las autoridades del departamento y por supuesto de la población civil, situación que se debe abordar con ligereza y llevar a cabo políticas del plan de desarrollo que parejamente con la intervención de la iglesia católica y la participación de otros actores sociales permita reducir y en lo posible eliminar estos antecedentes nefastos para el desarrollo regional.
La comunidad nariñense ha tenido, sobre todo en este mes y en agosto del presente año, diferentes eventos para participar, conocer, distraerse y lo más importante, reflexionar y ser promotores de vida.
Aún permanece en la mente de todos los pastusos el “Primer Encuentro Internacional de Culturas Andinas” de la misma manera el XIII Festival Internacional de Teatro realizados en agosto del presente año y ahora la Semana por la Paz.
Este evento contó con la participación de la Diócesis de Pasto, su máximo representante Enrique Prado Bolaños, además de la participación de la Diócesis de Sincelejo con Monseñor Nel Beltrán Santamaría; y en representación de la comisión de Conciliación Nacional el padre Darío Echeverri, director ejecutivo de esta Institución; entre otras autoridades civiles presentes, como el Gobernador de Nariño Antonio Navarro, el alcalde de Pasto Eduardo Alvarado y el secretario de Gobierno departamental Fabio Trujillo.
El tema central abordado este 9 de septiembre en el foro construcción de acuerdos mínimos de paz y reconciliación desde la región, realizado en la Universidad Mariana, Fue la reconciliación social junto con la construcción de paz.
El evento se efectúa en el año jubilar, exactamente en una fecha dedicada a la Conmemoración Nacional de los Derechos Humanos y a la fiesta del Misionero Jesuita español, San Pedro Claver, hombre dedicado a trabajar en favor de los esclavos negros.
Este acontecimiento cuyo propósito principal es generar conciencia social y con ello promover la paz, la verdad, la justicia, el amor, la convivencia y la reconciliación social, se desarrolla en una época donde la criminalidad en el departamento de Nariño a aumentado en los 10 años recientes, pues hasta 2008 se reporta que la tasa de homicidios en este departamento subió un 45% por 100.000 habitantes, aproximadamente. Cifra preocupante después de que por muchos años fue siempre inferior al promedio nacional.
Por otro lado, y con una problemática que igualmente conduce al crimen, se conoce que Nariño tiene la mayor cantidad de cultivos de coca en Colombia, con una cifra de 19.600 hectáreas. Doblando al Putumayo, segundo departamento productor de este alcaloide en el país con 9.600 hectáreas.
Asimismo, se revela que el 24% de los cultivos de coca en Colombia pertenecen a Nariño. De esta manera, la zona occidental muestra el mayor número en tasa de homicidios y cultivos de coca. Constituyendo así a la región de la cordillera de los andes como una de las zonas más habitada por grupos armados ilegales, con 3 frentes de las FARC, 1 del ELN e infinidad de grupos armados de mafiosos de toda naturaleza, entre ellos los rastrojos, herederos del extinto Wilber Varela, alias Jabón.
Entre el alto número de criminalidad, una de las situaciones que enluta al departamento de Nariño es la masacres de la que ha sido víctima la comunidad awá, asentada en el occidente de este departamento, al igual que la muerte de afro colombianos. Y el desplazamiento forzoso de distintas comunidades de esta región sur del país.
Todas estas cifras alarmantes constituyen una grande y a su vez grave preocupación para las autoridades del departamento y por supuesto de la población civil, situación que se debe abordar con ligereza y llevar a cabo políticas del plan de desarrollo que parejamente con la intervención de la iglesia católica y la participación de otros actores sociales permita reducir y en lo posible eliminar estos antecedentes nefastos para el desarrollo regional.
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